Situado en el noroeste de La Palma, Tijarafe es un municipio tradicional y marinero en el que se mezclan la vanguardia y la tradición. Para los que busquen un plan costero, en Tijarafe se ubica el Porís de Candelaria, una concentración de casas en el interior de una cueva al lado del mar que hará las delicias de los aficionados a la fotografía.
Un paseo con historia
El municipio de Tijarafe ofrece al visitante multitud de lugares interesantes empezando por su propio núcleo urbano donde se erige la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Candelaria. En el interior del templo el visitante encontrará un retablo diseñado por el artista Antonio de Orbarán, que, por su curiosa estructura, resulta único en el archipiélago.
La calle del Adiós de este municipio se hizo universal cuando la poetisa cubana Dulce María Loynaz la incluyó en su libro Un verano en Tenerife. Hoy las paredes de esta calle lucen los versos pintados para que cualquier visitante pueda apreciarlos.
El núcleo urbano de Tijarafe y el vecino barrio de El Jesús se encuentran separados por el Barranco del Jurado. Este Espacio Natural Protegido, al que se puede acceder desde la Iglesia por un cómodo sendero, debe su nombre a los agujeros naturales que la erosión ha ido tallando en sus laderas. Además de su increíble paisaje, el barranco posee un alto interés científico por sus poblaciones de flora rupícola plagada de endemismos y especies protegidas.
En los márgenes del Barranco se encuentra la Ermita del Buen Jesús, declarada Bien de Interés Cultural en 1994 y construida en la segunda mitad del siglo XVI.
Para los más deportistas, Tijarafe cuenta con una de las carreras de montaña nocturnas más importantes de las Islas Canarias: la Full Moon Trail. Ésta se desarrolla por los senderos y paisajes de Tijarafe, siempre con la compañía de la luna llena. También la famosa carrera de Transvulcania pasa por este municipio.
Naturaleza y mar
Pero Tijarafe es también un paraíso para los amantes de la naturaleza que encontrarán, en sus alrededores, múltiples senderos con los que deleitarse. Uno de los senderos más recomendables es el que lleva hasta Porís de Candelaria. Se trata de un sendero circular que discurre por la abrupta costa para acabar en Porís de Candelaria, uno de los rincones más genuinos de la isla.
Este pequeño pueblo pesquero se alza en el interior de una cueva natural de unos 50 metros de altura. Sus características casas blancas fueron construidas por los lugareños, que buscaban un respiro del agobiante calor veraniego. Actualmente sigue habitado por familias que tienen ahí su segunda residencia, buscando conectar con el mar y alejarse del estrés del día a día.
También en la desembocadura del Barranco del Jurado se encuentra la Cueva Bonita. Esta cavidad marina de doble abertura es en la actualidad uno de los puntos más destacados de las excursiones marítimas que recorren la costa de Tijarafe gracias a los reflejos multicolores de su bóveda que crean una experiencia mágica al atardecer.
Otra preciosa cala, a la que se accede por el barrio de Agutavar, es la Playa de la Veta. Para llegar hasta su arena negra hay quince o veinte minutos desde el final de la pista asfaltada, que llega casi hasta el mismo acantilado, y hay que tener precaución ya que sus aguas se abren directamente al Atlántico.
Vistas para todos los gustos
Los excursionistas que se acerquen hasta el Mirador del Time tendrán una preciosa vista del amplio valle de Aridane, cubierto por plantaciones de plátanos y cortado por un profundo barranco, el de Las Angustias, que acaba en el coqueto puerto de Tazacorte. En días muy claros se vislumbra la isla de El Hierro. Para llegar hasta el mirador se puede acceder por la carretera LP-1, entre las poblaciones de Los Llanos de Aridane y Puntagorda, o a pie por un empinado camino real de tres kilómetros.
Tras la erupción que azotó la isla, desde este mirador se puede obtener una espectacular vista del nuevo volcán, las coladas de lava y las fajanas que formó.
También el Mirador del Barranco de Garome ofrece unas espectaculares vistas del barranco que le da nombre. Este barranco, que sirve de límite natural entre los municipios de Puntagorda y Tijarafe, posee un desnivel de vértigo que pasa de los 2.200 metros hasta la cota cero en apenas diez kilómetros.
Festividades y gastronomía
Una de las festividades más conocidas de Tijarafe es la llamada fiesta de El Diablo. Una fiesta muy querida por la población local y la isla entera. Auténtica devoción y una de las más multitudinarias de la isla. Declarada Bien de Interés Cultural, en la categoría de ámbito local, y con más de medio siglo de tradición, esta fiesta se celebra durante una gran verbena, en la madrugada del 8 de septiembre, cuando se suelta a El Diablo, un ser gigante de luces y fuegos artificiales que baila con la multitud al ritmo de “Titiritiri el Diablo va a salir”.
Para los amantes de la buena mesa, el municipio cuenta con su propia cervecera artesanal, la Isla Verde, así como las Bodegas Noreste, cuyos vinos proceden, en su gran mayoría, de viñedos sembrados y conducidos según los métodos tradicionales. No en vano, las medianías de este municipio es un paisaje marcadamente vinícola, que bien merece una visita a través de sus senderos tales como el PR LP 10.