Caminos de La Palma

Visitar La Palma es disfrutar de paseos inolvidables a través de su amplia red de senderos. En La Palma cada piedra tiene una historia, y cada camino una lógica que ha permitido a los palmeros transitar por laderas imposibles y escarpados barrancos.
Distribuidos por toda la geografía de la isla, en La Palma es posible caminar en paisajes tan sorprendentes como variados: desde las entrañas de la tierra de sus entornos volcánicos, a la frondosidad de los bosques de pino o laurisilva, pasando por los profundos barrancos o abruptos acantilados costeros, La Isla Bonita es un lugar para andar, respirar y disfrutar.

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Pasear por el pasado geológico de la isla es posible gracias a los senderos que recorren sus volcanes, cráteres y coladas de lavas.

La conocida Ruta de los Volcanes está considerada como una de las más bellas del mundo, por la diversidad de paisajes que se puede ver a lo largo de sus 18 kilómetros. Este vertiginoso viaje, que discurre desde el Refugio del Pilar hasta Fuencaliente, donde se halla el volcán de Teneguía, ofrece la posibilidad de avistar fauna de lo más variada tales como la graja y el cernícalo. En el recorrido el visitante disfrutará además de vistas como la que se divisan desde Las Deseadas, a 2.000 metros de altura, para muchos la mejor panorámica de la isla, y desde donde los días despejados es posible llegar a ver Tenerife, La Gomera y El Hierro.

Admirar el territorio más nuevo de España es posible también en esta isla, gracias al sendero que acerca al cono del nuevo volcán de La Palma, sólo posible con empresas autorizadas para ello, resultante de la última erupción en septiembre 2021.

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Conocida también como La Isla Verde, La Palma ofrece además senderos en los que disfrutar del olor de los bosques de pinos, o dejarse envolver por la exuberancia de su vegetación “primitiva”.

Uno de los senderos más hermosos es aquel que se extiende de manera circular por el verdísimo bosque de laurisilva del Cubo de Galga, situado en el noreste de la isla, en el municipio de Puntallana.

No menos bonito es el bosque de Los Tilos, primera Reserva de la Biosfera en la isla y localizado en el municipio de San Andrés y Sauces, que conserva un patrimonio natural de excepcional valor. Además de la laurisilva, destacan en este bosque como los tiles, viñátigos, palos blancos, laureles, acebiños, madroños, peralillos, fayas, brezos y extraordinarios helechos gigantes.  Y, hablando de laurisilva, debemos nombrar también el PR LP 9.2 que pasa por la espectacular Caldera del Agua.

Cargarse de energía es posible en lugares como Las Tricias, donde un pequeño camino que recuerda el pasado rural de la isla, acerca al visitante hasta los espectaculares dragos de Buracas, árboles centenarios que desprenden una magia incomparable. No menos energético es el sendero a los dragos de Las Toscas.

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El agua en La Palma está presente en cada uno de los rincones de la isla tanto en su mar, como en sus cascadas, sus riachuelos y sus fuentes. Sentir su frescor, y escuchar su melodía relajante es posible en muchos senderos de la Isla Bonita.

El espectacular sendero Marcos y Codero es una bonita caminata que permite atravesar hasta 13 túneles de agua, a lo largo de sus 12,5 kilómetros de recorrido entre tupidos bosques de laurisilvas y profundos barrancos.

También el Camino de las Fuentes, en Breña Alta, da testimonios de la importancia que el agua ha tenido para los palmeros a través de sus fuentes, y los vestigios de los antiguos lavaderos de ropa.

Y, por supuesto, la Cascada de Colores en el Parque Nacional de la Caldera de Taburiente.

Y, hablando de agua, por supuesto, las que discurren cerca de la acantilada costa de La Palma, permitiendo admirar su espectacularidad tales como el GR 130 entre Barlovento y Garafía.

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Por último, si La Palma tuviese un corazón, ese sería el del Parque Nacional de la Caldera de Taburiente. Esta hendidura de ocho kilómetros de diámetro y hasta uno y medio de profundidad, cubierta de densos bosques de pino canario y surcada por profundos barrancos es un oasis de paz para el caminante.

Ver el cielo nocturno arropados por un manto de estrellas, atravesar las entrañas de la tierra o bañarse en su interior, son solo algunas de las experiencias a las que se puede llegar a pie en este parque que alberga además monumentales árboles y miradores como La Cumbrecita, un balcón natural que sin duda es el premio de cualquier caminante que se precie.