La vida y el ritmo de la isla de La Palma se mide cada 5 años. Cada lustro, años acabados en 0 y 5, entre los meses de julio y agosto, principalmente en las dos primeras semanas del primero de estos dos meses, se celebra en Santa Cruz de la Palma Las Fiestas Lustrales de la Bajada de la Virgen de Las Nieves, patrona de la isla. Durante algo más de un mes, un extenso programa de actos lúdicos, culturales, conciertos y religiosos llena las calles y plazas de la capital. Pero es mucho más que una fiesta: es un momento único en el que los familiares que están fuera regresan, ocasiones de reencuentros, felicidad, abrazos, de echar la vista atrás, hacer balance de esos 5 años y prepararse para disfrutar del gran momento, el más auténtico y tradicional, de la isla de La Palma
Origen de la fiesta
El origen de esta fiesta se remonta al siglo XVII (algunos hablan del año 1676) cuando el obispo Bartolomé García Jiménez, ante una sequía que duraba demasiado y estaba haciendo estragos en la población, propuso la peregrinación y traslado de la imagen de la Patrona de la isla, la Virgen de Las Nieves, desde su centro mariano hasta la capital para solicitar su intervención divina y acabar con dicha situación portando la lluvia. La primera bajada tuvo lugar, por tanto, en 1680, celebrándose, inicialmente, en febrero, para pasar luego, a mediados del siglo XIX, al segundo domingo de la Pascua de Resurrección y terminar celebrándose en verano ya en el siglo XX como reivindicación de muchos emigrantes palmeros para poder estar presente.
Durante esas semanas tienen lugar las funciones preparatorias al traslado de la imagen, desde su santuario hasta el corazón del centro histórico donde la Virgen reside en la Parroquia Matriz de El Salvador, en la Plaza de España. Proclama de las Danzas, Diana Floreada, Alegoría de la Luz, Batalla de Flores, Izada de la Bandera, Fiesta de Arte … son algunos de los actos. Pero vamos a centrarnos en los principales
Bajada del Trono
Hacia ese corazón urbano se dirigen romeros de toda la isla el último domingo de junio, en un evento conocido como la Bajada del Trono que, fina y elegantemente ataviados con los trajes tradicionales de cualquiera de los 14 municipios isleños y con todo lujo de detalles en la vestimenta, desde las polainas hasta los sombreritos sin olvidar las enaguas finalmente bordadas. Portan las cuarenta y dos piezas de plata que componen el trono de la Virgen, sobre el que se luego se asentará la imagen, a través del camino de El Planto, entrando en la capital por su arteria principal (la mítica Calle Real) hasta la Iglesia de El Salvador.
Una romería con todo tipo de detalles gastronómicos y artesanales que dan un toque tradicional y auténtico, único, si cabe más aún, a esta celebración. Cestas con pelotos de gofio, bocadillos de chorizo, almendras garrapiñadas, almendrados, bota de vino, se cuelgan del brazo de romeros que, en su descenso, admiran balcones elegantemente decorados con traperas, pañitos bordados, vasijas y artículos tradicionales o curiosean a través de las ventanas y verjas de casas en las que alegres y bulliciosas familias palmeras almuerzan juntos en coquetas mesas vestidas con bonitos manteles bordados a mano, que han pasado de generación en generación, símbolo de la artesanía isleña y, sobre ellos, la cristalería y la vajilla “para las ocasiones especiales”. Y es que esta es una ocasión muy especial
Se inauguran así las conocidas como la Semana Chica y la Semana Grande
La Semana Chica
La Semana Chica, primera semana del mes de julio, con actos como las Danzas Romeras; Los Mascarones (comparsa de gigantes y cabezudos), que representan a personajes como la Bruja y sus célebres escobazos, la Luna de Valencia, la Manola, el Asmático y el Biscuit con su gran sombrero napoleónico, haciendo las delicias de los más pequeños en una frenética carrera por las calles principales de la capital acompañados por la música de banda de música.
La Semana Grande
La Semana Grande concentra los eventos de mayor relevancia. La inaugura el mismo lunes el desfile nocturno de La Pandorga: miles de farolillos de varilla de madera y papel de colores, con diferentes formas, iluminados por el tenue brillo de una vela, recorren las oscuras calles del centro de la ciudad, acompañados por los niños y la banda de música. Los primeros testimonios de este evento se remontan al año 1830.

Cultura
Danza de Mascarones
Disfruta la Danza de Mascarones en la Bajada de la Virgen de las Nieves en Santa Cruz de La Palma: máscaras gigantes, coreografía, música y teatro en un espectáculo festivo y emblemático de Canarias.

Cultura
Desfile de La Pandorga
Vive el Desfile de la Pandorga en Santa Cruz de La Palma: miles de farolillos artesanales iluminan las calles en un pasacalle nocturno familiar y lleno de color en las Fiestas Lustrales.
El Minué
Continúa con el día del Minué o Festival del Siglo XVIII, el martes, cuya música y coreografía corresponden al compositor palmero Luis Cobiella Cuevas, en un evento que aúna danza, música y elegancia. Creado por primera vez en la edición lustral de 1945, recrea la suntuosidad y elegancia del rococó dieciochesco: 24 parejas de jóvenes que bailan en salones de gusto versallesco.
Danza de Acróbatas
Al día siguiente, miércoles, tiene lugar la Danza de Acróbatas, en numerosas sesiones y localizaciones a lo largo y ancho de la capital. Los primeros indicios de la existencia de este número en la Bajada de la Virgen data del año 1885 que, por aquel entonces, se denominaban "danzas caprichosas de gimnastas". Sin embargo, a pesar de su buena acogida, fue olvidada en varias ediciones de la Bajada, recuperándose en 2.005. Grupos de jóvenes palmeros se lanzan a una exhibición de contorsiones, cabriolas, piruletas, vueltas y ejercicios que simula el fantástico mundo de los ejercicios circenses que jugó un papel importante en la idiosincrasia isleña haciendo que la magia del circo vuelva a conquistar los corazones de los asistentes.

Danza de los Enanos
Pero la magia se reserva para el jueves, con el número por excelencia de las fiestas. El espectáculo que el saber popular ha acabado por convertir en su seña y signo de identidad: la Danza de los Enanos. En su primera parte, los bailarines representan personajes diversos, que se mueven al ritmo de una melodía cambiante: monjes, japoneses, marinos, astrónomos, peregrinos, viejos, estudiantes, frailes, dominicos, atenienses… Pero en la segunda mitad del espectáculo, en tan sólo unos segundos, los danzantes, tras entrar en una caseta, se transforman en enanos, al tiempo que inician el baile de una vertiginosa y emocionante polka, interpretada por la Banda Municipal de Música San Miguel y compuesta por Domingo Santos Rodríguez.
Desde el recinto central, la comitiva de enanos se traslada a las repletas y adoquinadas calles de la capital, donde continúan repitiendo durante toda la noche su trepidante coreografía, hasta los primeros rayos del sol. Su estructura y organización actual permanece inalterable desde 1905, año en que adquirió el momento más mágico del evento: su transformación. La presencia de los Enanos tiene su origen en los actos del Corpus Christi donde aparecían, conjuntamente con Gigantes y no se vinculaba sólo con la Bajada de la Virgen pues se conoce que en 1833, con motivo de la coronación de la reina Isabel II, ya realizaron una representación. Un evento que arranca la sonrisa y el deleite a grandes y pequeños y que, por muchas ediciones que se vivan, arrancará siempre la misma pregunta: ¿cómo lo hacen? He ahí la magia.
Carro Alegórico y Triunfal
El viernes es el turno del Carro Alegórico y Triunfal, claro ejemplo del papel del teatro en esta gran celebración. Su origen data de 1685.
Baja la Virgen
El sábado tiene lugar el acto que da nombre propio a esta celebración: baja la Virgen. Nuestra Patrona es cargada por fieles que, engalanada con sus mejores ropas y joyas, es transportada a través de El Planto hasta la iglesia de La Encarnación, donde pasará la noche. Una comitiva de fieles, muchos de los cuales tienen la meta de cumplir la promesa que hicieron en su día, la acompaña. La emoción se refleja en sus rostros y es que han esperado 5 años para ello. Durante toda la noche serán muchos los fieles que la pasan custodiando y acompañando a nuestra Madre.
El Diálogo entre el Castillo y la Nave
En la mañana del domingo, Virgen abandona el templo de la Encarnación para, en medio de la más grande de las emociones, entrar triunfalmente en la ciudad. Pero antes de ello tiene lugar uno de los actos tradicionales más sencillos y al mismo tiempo más emotivos: el Diálogo entre el Castillo y la Nave, con su célebre "¡Artillero, salvas de amor y pleitesía! ¡Artillero, saca la plomada al cañón!".
Acogida, Loa y Entrada Triunfal
Una vez concluido, la Virgen continúa su camino, a través de una calle decorada y engalanada con sus mejores galas y en medio de una lluvia de flores y pétalos, hacia la parroquia de Matriz de El Salvador en la mítica la plaza de España, centro neurálgico y punto de encuentro de los palmeros, se produce la Acogida, Loa y Entrada Triunfal. Desde los orígenes de la Bajada, existen cantos cultos de salutación y alabanza dedicados a la visita de la imagen en cada edición, datando la actual de 1880. La Loa incluye escenificación con cantantes solistas vestidas de ángeles.
Subida de la Virgen
Hasta principios de agosto se sucederán los actos religiosos en honor a la Patrona. Ese mismo día, la Virgen regresa a su hogar, en otro emotivo acto, conocido como la Subida de la Virgen, en la que, en una procesión por la arteria principal de la capital y el Barranco de las Nieves, regresa a su hogar, no sin antes detenerse ante la cueva del Roque, ante la "Representación de la Alegoría" o una alegoría al encuentro entre dos razas: la benahoarita y la española, número incorporado al programa de las fiestas en 1925. Una vez más, arropada por sus fieles, con la emoción contenida en sus rostros, que se despiden de ella… hasta otros 5 años.
Atrás quedan días intensos, en los que los palmeros no pueden evitar rememorar lo sucedido en estos 5 últimos años, en los que ya no están, en los que han llegado a sus vidas, en las cosas positivas y negativas y pensar con ilusión en los 5 años que están por venir, prepararse para "la próxima Bajada". Días en que la capital ha mostrado una característica que salta a la vista en cualquier rincón isleño: su coquetería, su amor por el detalle, por lucir, más si aún cabe, Bonita.
Puro sentimiento es la Bajada de la Virgen para los palmeros quienes, sobre todo, disfrutan compartiendo ese gran momento con todo aquel que quiera visitar la isla y vivir con ellos la grandeza y autenticidad del momento.