La Palma posee playas, riachuelos, cascadas y charcos donde el baño es un lujo al alcance de todos. Alejadas del mundo, paradisíacas, de arena negra o de agua dulce filtrada por sus montañas, las playas y charcos de esta isla, declarada por la UNESCO como Reserva de la Biosfera, son un regalo para el visitante que podrá disfrutar en estos espacios naturales de baños inolvidables. Una cosa está clara cuando hablamos de las playas en La Palma: el sustantivo “masificación” es desconocido y no es necesario levantarse temprano para coger sitio.
Playas alejadas del mundo: Nogales, Echentive, La Veta, La Zamora
Para los visitantes que huyan de las masificaciones La Palma dispone de abundantes rincones donde bañarse en privado. Rodeada de acantilados y abierta al océano atlántico, la playa de Nogales ofrece en su entorno todo lo que hace bonita a La Palma: montañas, senderos, lava, océano y mucho verde. Situada en Puntallana, este espacio natural es una mezcla única de exuberante vegetación y 450 metros de fina arena negra. También es uno de los lugares favoritos para los surfistas. Eso sí, hay que llevarse la comida y el agua, porque está alejada de todo y tener mucha precaución pues tiene fuertes corrientes y el oleaje puede ser también fuerte. Es una playa en la que hay que extremar la precaución.
A la playa de Echentive se llega atravesando la carretera que bordea los volcanes de San Antonio y Teneguía. Se trata de un paisaje lunar que termina en una costa donde hay múltiples recodos. El más grande es el de esta playa que, además, esconde tres charcos en su margen superior derecho.
La playa de la Zamora, en el mismo municipio, pero por su extremo más occidental, es otro lugar donde disfrutar de la soledad y la tranquilidad, sin masificaciones.
Por último, a la playa de la Veta, en Tijarafe, se accede por una carretera estrecha y luego por un sendero que se recorre en unos 20 minutos. Dicho sendero lleva a esta playa de una arena negra fina, rodeada de curiosas casas donde la gente del pueblo va a veranear.
Playas en la ciudad y cerca de pueblos de pescadores
También en los núcleos urbanos, La Palma ofrece posibilidades de baño. A lo largo de toda la avenida de Santa Cruz de La Palma se encuentra la playa de este municipio. Como si del malecón de La Palma se tratara, da respiro y entretenimiento a los palmeros de Santa Cruz y a todo aquel que necesite brisa marina y baño durante todo el año. Además de ser la playa más extensa de la capital y la más extensa, cuenta con toda una gama de restaurantes y tiendas al otro lado de la avenida. Está, además, balizada adecuadamente para que los amantes del kitesurf, windsurf y windfoil disfruten desafiando al viento.
El Charco Verde, en Los Llanos de Aridane, es otra playa cerca de zona urbana. Se encuentra próxima a la otra gran playa urbana de la isla, Puerto Naos que, actualmente, se encuentra cerrada como consecuencia de la emanación de gases de la erupción de septiembre de 2021. Para admirar los atardeceres más bonitos nada como acercarse a la playa del puerto de Tazacorte. Y, si hablamos de momentos del día a admirar, no podemos dejar pasar el amanecer en la playa de los Cancajos, en Breña Baja, en el lado este de la isla. Otra playa urbana, dotada de todo tipo de servicios turísticos y muy cerca de la capital y el aeropuerto.
También en Breña Alta se encuentra la playa de Bajamar. Esta playa, una de las más visitadas por la población local durante todo el año, es de arena negra y mide aproximadamente 700 metros de largo en los que disfrutar de un baño o de cualquiera de las cafeterías y restaurantes en las cercanías.
Y después de una buena comida, nada como relajarse en la playa del Puerto de Tazacorte, la más larga de toda la isla con arena negra (casi 2 kilómetros). Esta playa, es ideal para el público familiar ya que cuenta con un espigón que frena las corrientes marinas y las olas. Además, como el resto de las playas mencionadas cuenta con bandera azul, y dispone de varias comodidades como alquiler de hamacas, paseo marítimo, parada de autobús y zonas de aparcamiento.
Charcos, porís y piscinas naturales
La naturaleza es caprichosa y en sus caprichos ha dotado a La Palma de charcos y piscinas naturales donde disfrutar de un agradable chapuzón. Un gran plan en familia. Las ya mencionadas piscinas de Echentive en Fuencaliente, El Charco Azul, en San Andrés y Sauces, y las piscinas naturales de La Fajana, en Barlovento, son de agua salada renovada por el oleaje. Cada una con zonas de marea tranquila para los pequeños y otras abiertas al mar para sentir el océano atlántico en su total intensidad, siempre a refugio por las rocas de la costa. La Salemera, en la costa de Villa de Mazo, también cuenta con un gran charco que hace las delicias de grandes y pequeños en un pequeño pueblecito pintoresco y pescador. No menos espectacular es Puerto Paja, en Puntallana, en plena costa y sin servicios cercanos, un lugar para evadirse. O las de Lomada Grande, en Garafía, a las que hay que acceder por una pista con vehículo 4x4 y luego un sendero.
Otro capítulo aparte lo forman los llamados Porís, es decir, pequeños puertos naturales que en su día sirvieron para atracar embarcaciones que portaban víveres y productos de necesidad a las zonas más alejadas. Rincones históricos que se han convertido no sólo en lugares de baño, sino en lugares pintorescos y tradicionales. El Porís de Puntagorda y el Porís de Candelaria son dos buenos ejemplos de ello. Al primero se accede bien por un sendero que baja desde el pueblo, bien por una carretera. Al segundo también se accede de la misma manera, pero es conveniente señalar que la carretera destaca por ser muy empinada, muy estrecha y con precipicios a los lados, con lo cual la mejor opción quizás sea bajar a pie y subir de la misma manera o previa reserva de un taxi.
Es importante tener en cuenta que, aunque sean charcos, porís y piscinas, hay que respetar el estado del mar pues se nutren del oleaje que les llega o están en contacto directo con el mar. Si hay mala mar, no es conveniente el baño.
Riachuelos y cascadas de agua de manantial
Para llegar al riachuelo de la Caldera de Taburiente hay que recorrer el sendero que circunda los bosques de pinos que habitan en este Parque Nacional de origen volcánico. En otras palabras: adentrarse en el corazón de la Caldera de Taburiente bien sea desde el Mirador de los Brecitos (PR LP 13), sintiendo esa sensación de estar adentrándose en las entrañas del cráter mientras se desciende hacia él y se admiran los impresionantes diques y picos que lo circundan. Dentro de este monumento a la naturaleza está también la Cascada de Colores que, gracias al alto contenido en hierro de sus aguas, posee tonos únicos de toda la paleta de rojos y naranjas.
El agua de La Palma de manantial o salada, da baños de vida a toda la familia, tanto si se quiere huir de multitudes como si se desea almorzar o cenar viendo la puesta de sol junto al mar.