Barlovento, en el norte de la isla, es un municipio rural y verde en el que poder admirar la belleza de la Isla, y que ofrece a sus visitantes la posibilidad de vivir una experiencia única en lugares como la Laguna de Barlovento, las piscinas naturales de La Fajana o vivir tradiciones como sus fiestas de Moros y Cristianos.
Vive la naturaleza de cerca: La Laguna de Barlovento y La Fajana
Caracterizada por su intenso verdor, Barlovento cuenta con innumerables rincones en los que la naturaleza sale al paso del visitante. Si se desea un plan familiar al aire libre, una buena opción es el área recreativa de La Laguna de Barlovento.
Situado a 650 metros de altitud, este cráter está rodeado de un bosque de pinos, en torno a una gran laguna donde nadan aves endémicas, muchas de ellas especies protegidas. Además de contar con una amplia zona de acampada donde disfrutar de un día de picnic, un área infantil y un campo multiaventura, el área se encuentra situada en medio de la Red Insular de Senderos, por lo que es posible realizar distintas rutas. Actualmente se puede dormir en algunas de las cabañas que alberga así como acampar, aunque para ello hay que solicitar un permiso. En breve albergará además un gran parque de caravanas.
Para aquellos que prefieran disfrutar de las maravillosas aguas de la Isla Bonita, en Barlovento se pueden encontrar las piscinas naturales de La Fajana. De fácil acceso, este conjunto de tres charcos es ideal para los niños ya que se encuentra protegido del oleaje, y sus aguas son cristalinas y tranquilas. El complejo cuenta además con restaurantes donde se puede disfrutar de un buen pescado fresco y un estacionamiento para caravanas.
Para aquellos visitantes que deseen vivir una experiencia original y exclusiva, en Barlovento es posible dormir en un faro gracias al hotel en Punta Cumplida.
Miradores con encanto: La Tosca y San Mao
Muy cerca del casco urbano de Barlovento, justo encima del pequeño caserío de La Tosca, se erige uno de los miradores más hermosos de la isla: el mirador de La Tosca. Ubicado a 700 metros sobre el nivel del mar, desde este enclave se pueden observar algunos de los acantilados más impresionantes de la isla. Los amantes de la fotografía podrán ver de cerca también una de las mayores concentraciones de drago del archipiélago y capturar la fuerza del mar en la costa norte.
Una de las rutas más bellas de la isla es recorrer la parte del Camino Real GR130 que une Barlovento y Garafía. En este trayecto el visitante encontrará barrancos profundos y acantilados, parte de los cuales conforman la Reserva Natural Especial de Guelguén. Además de la Reserva, destacan en esta etapa el Barrio de la Tosca, el impresionante mirador, los caseríos de Gallegos y Franceses e, incluso, llegar hasta Santo Domingo de Garafía. Los últimos ocho kilómetros de la etapa ofrecen un paisaje más suavizado y un clima más cálido.
Otro de los miradores más conocidos es el que el municipio dedicó a la escritora taiwanesa Echo Chen, más conocida como San Mao quien, tras enamorarse de esta isla, ambientó una de sus obras en La Palma.
Por último, para los más nostálgicos, las carreteras de Barlovento, como la LP-109 por Las Mimbreras, permiten transportarse en el tiempo atravesando túneles excavados directamente en la roca. Existen además buenas opciones de senderismo tales como las citadas, o la que lleva hasta el Refugio de los Gallegos.